PLAZOLETA DEL CHORRO DE QUEVEDO,ALGO MÁS QUE HISTORIA
En la calle 12 con carrera segunda se
encuentra la plazoleta del Chorro de Quevedo, en pleno corazón
de Bogotá, La Candelaria, o como dirían algunos, el Corazón de Colombia. Me
dirijo a ella desde el lado norte, por un tramo angosto y empedrado. “¡Me
trajiste al callejón del pecado!”, le dice con acento refinado y angustiado,
una señora de edad a quien parece ser su nieta adolescente. Su nombre real es
Callejón del Embudo, y su descripción puede ir más allá de una mera mirada
superflua. La afluencia de jóvenes es realmente alta, en este callejón se ve
sobre todo mucha presencia de rockeros,
influencia reguee, pues buena parte de los bares que aquí se encuentran
son para los seguidores de este tipo de música. Tiendas de barrio, artesanías,
dan la bienvenida a quienes por allí transitan
Puerta tras puerta, se
ven letreros como “Sí hay chicha”, “Chicha en totuma”. Los jóvenes toman de
esta bebida que, al menos aquí, simbólicamente le sigue dando guerra a la
cerveza. Fue esta bebida importada la que acabó con la popularidad de la chicha
a principios del siglo XX, cuando sus empresarios ayudados por los gobiernos de
turno, ponían en duda la salubridad de la bebida a base de maíz y en cambio
exaltaban las propiedades benéficas del alcohol proveniente de la cebada.
El último café del
callejón, llamado “La Casita”, cuelga en las paredes imágenes de la Bogotá de
la primera mitad del siglo pasado, además de algunos cuadros pintados al óleo
alusivos a la ciudad, que según sus trazos parecen pintados por un niño de 12
años.
En esta plazoleta del
chorro de Quevedo según algunos historiadores, fue donde se fundó Bogotá entre
12 chozas. No hay documentos que permitan validar esa afirmación, que incluso
es controvertida por importantes académicos de la ciudad, quienes piensan que
sería absurdo pensar en que Bogotá se fundara en un lugar empinado como aquel.
Al pasar los años, el
padre Quevedo, obsequió una fuente para los habitantes del lugar, logrando
facilitar el acceso al agua para los campesinos. La actual fuente no es la
misma que este clérigo donó -de quien toma nombre la plazoleta- pues fue
destruida en 1896. En el año de 1969 ésta fue remodelada y en ese mismo año se
construyó una capilla en el costado sur del chorro, de nombre Ermita de San
Miguel del Príncipe, cuyas funciones eran evocar la primera misa celebrada en
Bogotá.
Esta capilla fue
construida bajo el modelo de la ermita del Humilladero, un rancho de paja
edificado en la esquina nor-occidental del actual parque Santander, al interior
de la cual, el 6 de agosto de 1538, Fray Domingo de las Casas ofició la primera
misa.
Fotos: Fernando Tello
Autor: Fernando Tello
Bogotá D. C. Noviembre 27 de 2012